AMARILLA, de Rebecca F. Kuang

¿Qué tiene Athena Liu que no tenga June Hayward? Ambas son escritoras y amigas desde la universidad. Sin embargo, mientras que Athena ha conseguido triunfar, la carrera de June está completamente estancada. Cuando Athena muere, June se apropia de su último trabajo y lo publica. A partir de este momento, nos veremos engullidos en la vorágine del mundo editorial, subiendo a la montaña rusa creada por las mentiras de June y las presiones de una sociedad siempre presente en las redes, para bien y para mal.

DESTRIPANDO LA HISTORIA (ALERTA SPOILERS)

Siendo sincera, decidí comprar el libro por la portada. Soy así de básica: una no tan simple cubierta totalmente amarilla con unos ojos dibujados me llamó la atención desde el primer momento. Aunque la sinopsis no me interesaba del todo, decidí comprarlo y, si no terminaba de gustarme, siempre podía venderlo. Pero nada de eso. Es la primera vez que leo algo de Rebecca F. Kuang (no he encontrado qué significa la F) y me ha enamorado de su forma de escribir: sencilla, natural y con fluidez.

Vamos a entrar en la cabeza de June Hayward y, ya os aviso, no es nada fiable. Al igual que engaña a todo el mundo acerca de la auditoría de La última frontera, va a engatusar al lector para dar lugar a unos cuantos giros argumentales. No puedes fiarte de la narradora y eso es precisamente lo que más me ha gustado.

June fracasó con su primer y único libro. Cuenta con otra tragedia: ser amiga de una de las escritoras china-estadounidense más famosas del momento, Athena Liu. Ni la propia June está segura de si son amigas o solo conocidas. Durante la historia, va ahondando en esta relación, de la que se escapan situaciones conmovedoras y otras bastante más duras. Al fin y al cabo, complicada, como la mayoría de las relaciones.

La debacle empieza en el momento que Athena muere, tal y como dice la narradora, de forma repentina, ridícula y devastadora: atragantada en un concurso de tortitas con June en su propia casa. Esta roba el último manuscrito de Athena del que nadie sabía nada, el cual trata del Cuerpo de Trabajo Chino. Aunque la propia June reconoce que es una obra de arte, en cuanto empieza a corregirlo y a gestar la idea de publicarlo, va degradando el estilo de Athena. Es un perfecto ejemplo de cómo la narradora juega con nosotros. Primero te da una opinión (¡es perfecto!) para luego manipularla según su interés (era necesario que lo corrigiese, había muchos fallos). Una vez es aceptado en una editorial, a June no le importa realizar cambios, demostrándonos que no siente ninguna conexión real con la historia. No pongo en duda la importancia de realizar mejoras en cualquier escrito, pero ocultar la verdadera historia porque la consideran demasiado “trágica” es desesperanzador. No se habla de la verdad objetiva, sino de lo que el resto, la masa, quiere escuchar.  Para Athena, demostrar estos ataques era importante, seguramente porque va ligado a su historia familiar y cultural, pero June solo quiere atención y alcanzar el éxito (algo que Athena ya tenía, hay que reconocerlo). Este punto de los retoques editoriales me indignó bastante, suavizando la historia para alcanzar más lectores. Entiendo que una editorial es una empresa y que no mantenían un punto de vista más reivindicativo, pero es imposible mantenerse del lado de June en esto.

El tema más relevante de la historia, tal y como ha indicado la autora, es la soledad presente en el mundo editorial. Te presenta un ambiente tan opresivo, tan pendiente de las opiniones de todo el mundo y la caricaturización de un escritor como personaje en lugar de un ser humano, que te sientes realmente absorbida en un agujero negro agobiante en el que puedes llegar a entender a June en algunos momentos. No puedes apoyarla, sin embargo, cuando te da un tortazo en la cara y reconoce haber robado otra historia más, de la cual aprovecha solo el primer párrafo, pero será con la que se demuestra el plagio. Con esto comprendemos que, aunque escribe bien, June no posee la creatividad necesaria para construir una buena historia, por mucho que se excuse. Después se obsesiona con escribir sobre China (¿no has tenido suficiente, June?) y trata mal a unos estudiantes simplemente porque leen comentarios negativos sobre ella. De verdad que intentas entenderla, pero es que es tan mentirosa y manipuladora…

Hay otro tema principal en Amarilla que me ha resultado también llamativo. Critican mucho a June por contar una historia acerca de trabajadores chinos sin tener ella ningún tipo de ascendencia asiática. Por otra parte, para que se venda mejor, la mimetizan poniéndole su nombre completo, Juniper Song, el cual permite cierta ambigüedad sobre sus orígenes. No llegan a mentir, pero maquillan suficientemente la verdad como para conseguir mayor aceptación entre el público. Aquí me encuentro en una encrucijada. Si bien es cierto que alguien sin cierta ascendencia no puede llegar a sentir al 100% la carga cultural que esto conlleva, creo que cualquier persona bien documentada y, desde el más absoluto respeto y sin intentar “maquillarse”, puede escribir sobre cualquier tema. De otro modo, sería censura y es lo último que debería ocurrir en el mundo de la escritura. Quitando el hecho de que había robado el libro, a June la critican por escribir sobre la diáspora china sin pertenecer a ella. Realmente, la presión y acoso ejercido por las redes llega a ser una obsesión. A veces, no somos conscientes del peligro y el daño que pueden llegar a ocasionar unos cuantos comentarios leídos a través de una pantalla. Ojo, no justifico para nada lo que hace la protagonista, pero la crueldad de la sociedad se plasma muy bien en Amarilla. No solo hacia June, sino posteriormente hacia Athena, a quien terminan criticando a pesar de que está muerta y no puede hacer nada por defenderse. Además, Athena también era esclava de sus orígenes, ya que no le permitían escribir sobre temas que no estuviesen racializados.

Para finalizar, retomando la historia, June cree ver a Athena persiguiéndola. Además, una cuenta en las redes sociales llamada “El fantasma de Athena” la inculpa directamente. Cuando consigue hablar con la persona que está detrás, reconociendo su error, se da cuenta de que es Candice, una asistente de editor que fue despedida por una mala reseña de La última frontera. Aunque no era la intención de June, terminaron despidiendo a Candice y esta se había propuesto desenmascararla. En el final del libro, aunque Candice se ha hecho famosa al anunciar que publicará la verdad sobre ambas escritoras, no se alcanza este punto. Viéndose derrotada y abandonada en el mundo editorial, June crea un delirio con el que cree poder dar la vuelta a la historia y crear un libro con su verdad, la única y poderosa verdad, dando a entender que ese libro sería Amarilla.

Es una narración en la que apenas importa el avance de la historia. Personalmente, el novio y la madre de Athena, la familia de June, la editora, la asistente y demás personajes que aparecen me resultan más bien un apoyo para la trama. Para mí, la verdadera historia ha estado todo el tiempo dentro de la cabeza de June y en la realidad que ha construido para justificarse. Kuang ha conseguido lo que es más importante en mi opinión en una buena historia: que el lector forme parte de ella.

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